Es probable que la peor pesadilla de cualquier novi@ sea que el día de su boda amanezca gris y lluvioso. Sin embargo, para que la celebración sea un éxito, la primera medida es poner “al mal tiempo, buena cara” y ser previsores.
El clima de Galicia, para bien o para mal, es cambiante y variable. Así como el invierno nos regala preciosos días primaverales, en pleno verano, como ocurre este año, parece más propio del otoño.
Menos mal que siempre podemos recurrir al tradicional envío de huevos a Santa Clara, aunque nos han comentado que las monjitas ya no admiten más ¡tienen overbooking! Así que lo mejor es invocar al refranero tradicional galaico y tener muy presente que Nunca choveu que non escampara y, por si los orballos veraniegos, pensar en ofrecer a nuestros invitados versátiles paraguas, que también pueden servir para protegerse de los rayos UVA, en caso de que las nubes nos den tregua.
Nuestr@s novi@s se superan cada vez más en la decoración de sus eventos, como podéis comprobar en las fotos que os mostramos y que agradecemos a Tania y Diego (TaniaBreaFlor), que celebraron su boda en la finca, y a nuestros amigos de Loxisco Galicia que se encargaron de preparar el banquete.
Ah, por cierto ¡no necesitaron paraguas!
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